¿Pensando en cambiar el color de las paredes? Aunque el abanico de posibilidades es amplio, una de las alternativas que puedes utilizar a la hora de decorar es la pintura acrílica. Contiene un material plastificado que la hace fácilmente soluble con agua, con lo que es bastante fácil de limpiar y su precio es reducido.

Cómo usar la pintura acrílica

La principal ventaja de este material es su adecuación a todo tipo de superficies (hormigón, cemento, madera, metales….). A esta gran flexibilidad se une un secado rápido que nos puede ahorrar mucho tiempo y su condición transpirable es muy recomendable para ambientes húmedos.




Se evita también la creación de moho gracias a su composición especial para resistir en este tipo de atmósferas.
Los colores quedan muy limpios y el brillo dura bastante tiempo. Además, una característica por la que es usada frecuentemente para espacios interiores es por no tener un olor fuerte.
Otra opción que tenemos es fabricarla nosotros mismos con látex, agua y pigmentos. No es difícil de hacer y así el coste es menor.